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Foto del escritorCarolina Rubio

Las crisis del bebé recién nacido (o de la mamá recién nacida) y cómo solucionarlas

Actualizado: 4 mar 2019



Acabas de tener un bebé. Saliste del hospital feliz, con una sonrisa en la cara, con ansiedad por empezar a cuidar de tu bebé de la mejor manera que crees. En el hospital tu bebito durmió plácidamente todo el día, recibieron visitas, las enfermeras te ayudaron con los primeros cuidados, probablemente lo bañaron, te enseñaron a cambiarle el pañal, a limpiarle el ombligo, tal vez te enseñaron a darle el pecho y te desearon suerte.


Llegaste a tu casa y ese bebé perfecto que dormía todo el día ahora llora y no sabes si fue que te cambiaron el bebé justo en la salida o si se está vengando de ti por alguna razón que no entiendes. Ya le cambiaste el pañal, ya verificaste que no tuviera frio, que no tuviera calor, que no tuviera hambre y sigue llorando y ahora tú te le uniste al llanto pues no sabes qué hacer, crees que le duele algo, que está enfermo y quieres llamar al pediatra.


Calma. Ten en cuenta que muchos bebés se irritan al finalizar el día y mucha gente le llama la hora de los cólicos. Vamos a ver qué opciones tienes cuando lleguen esos momentos de crisis.


Opción 1: Darle el pecho. Tal vez te dijeron que no era hora porque le acabaste de dar el pecho. Que no lo alimentes tan seguido, que se malacostumbra, que es a cada 3 horas, que no tienes leche y por eso el bebé tiene hambre otra vez, que aunque tu leche salga a borbotones no lo está nutriendo porque se la pasa con hambre o si no te ha bajado la leche dicen que simplemente no tienes. Si te han dicho todo esto bórralo de tu memoria. Algunas verdades sobre la lactancia en estos primeros días: El calostro son pequeñas gotas de líquido amarillo que se producen los primeros días, es fundamental para el bebé, se le llama la primera vacuna, lleno de inmunoglobinas que lo protegerán, le ayudarán a expulsar el meconio y viene en pequeñísimas cantidades, ya que el bebé debe adaptarse poco a poco a este precioso líquido, ¡no puede llenar su estomaguito con un montón de leche! Conforme los días van pasando, el bebé va succionando con más fuerza y la leche va bajando. Esto puede tardar entre 3 y 7 días. “¿Entonces mi bebé se morirá de hambre mientras no me baja la leche?” Te preguntarás horrorizada. No, no morirá de hambre, porque si haces caso de los llamados de tu bebé, él se pegará a tu pecho y tomará lo que necesite, a la hora que él lo pida, así sea sólo el maravilloso calostro. Los bebés maman porque tienen hambre o porque quieren simplemente succionar, lo cual además, va a estimular tu producción. Cómo ves, tu bebé marca la pauta. “Pero a mí ya me bajó la leche, tengo mucha y aun así mi bebé me pide el pecho muchísimo”. Pues felicitaciones, ¡ya tienes un problema resuelto! Si tu bebé quiere mamar constantemente primero verifica que la pega si esté correcta y tu bebé esté sacando el máximo provecho de esos pechos llenos (a veces una consultora de amamantación nos salva la vida). Si está mojando pañales (unos 6 u 8 bien llenos al día) y ha ganado peso, tienes otro problema resuelto. Si simplemente quiere satisfacer su necesidad de succión, pues dale el pecho, él sabrá cuándo parar. Tal vez se duerma. “¡Pero me rechaza el pecho, se pelea conmigo y no quiere aunque estoy llena de leche!” Tal vez lo dejaste pasar mucha hambre, por seguir consejos inadecuados y tu bebé ya está super irritado. Espera un poco. Vamos a ver la siguiente opción.


Opción 2: Contacto. Muchas veces lo que nuestros pequeñitos quieren es simplemente el contacto con nuestra piel. Un rico masaje (con un aceite vegetal, no mineral), muchas caricias. ¡Los masajes Shantala son puro estímulo amoroso! Brazos y abrazos, besos, mimos. Recuerda que hace poco estaba en tu barriga, con el 100% de sus necesidades satisfechas. Ahora se siente solito en la cuna, en el cochecito, quiere olerte, sentir tu calor, revivir el vaivén de tus movimientos, escuchar tu corazón cerca. No le niegues este cariño. “Que lo vas a malacostumbrar sólo en brazos” dice la gente. “Que cuando pese 15 kg desearás no haberlo mimado tanto” comentan otros. “Que te manipula” dicen los expertos. Si le preguntas a tu corazón, él te dirá que atiendas a tu bebé. Sigue tu instinto.


Opción 3: Movimiento. Arrúllalo con una canción de cuna y mécelo en tus brazos. A veces un sling o cargador ergonómico ayuda (si ya sabes cómo poner a tu bebé), sentarte en una bola de pilates, subir y bajar escalas (¿no que querías perder peso?), el cochecito también puede ayudar. “Pero lo pongo en el cochecito y lo muevo y llora más!” Vuelve a leer la opción 2: es obvio que tu bebé quiere contacto y a veces los cochecitos y sillitas vibratorias por más cómodos que parezcan para la mamá, le dan al bebé la sensación de soledad generándole estrés.


Opción 4: Baño relajante. Tal vez tu bebé lleva el día entero acumulando estrés, y así puede ser pues tú también vas acumulando estrés y esto tu bebé lo siente muchísimo, son como esponjas que absorben todo alrededor. Dale un bañito tibio, tú también puedes bañarte con él, ¡con mucho cuidado!

¿Ya vas perdiendo las esperanzas y tu bebé parece poseído por alguien que invade tus pesadillas? Calma, sigamos viendo más…


Opción 5: Sal a pasear. Cambia de ambiente. Tu estrés y miedo hacen sentir a tu bebé inseguro. El ver las cuatro paredes de tu casa sin hablar con nadie y sin mucho tiempo para ti te puede hacer colapsar. Tú debes estar bien para que tu bebé esté bien. Respirar aire fresco, ver otros rostros, tomarte un juguito te va a relajar y tu bebé entenderá el mensaje y se dormirá (¡ya me ha pasado!).


Opción 6: Que entre un tercero. Tu esposo, tu mamá, tu papá, tu vecina, tu amiga, pueden ayudarte un rato mientras te bañas, lloras, comes un poco y respiras hondo. Antes de que se vayan que te hagan unas compras para la semana…


Opción 7: El chupo. Si ya te habían dicho que lo primero que le debes dar al bebé para que se calme es el chupo, tal vez no hayas llegado hasta esta opción en el texto. Pero si eres de las que no quería darle chupo al bebé ahora probablemente estés en duda y quieras dárselo porque ya lleva tanto tiempo llorando que ves este maravilloso objeto como tu salvación. Si lo que quiere tu bebé es saciar su necesidad de succión porque está extremadamente estresado, pues tiene tu pecho para ello, que además estimula tu producción de leche. Si no quiere tu pecho, ni tus brazos, ni hay un tercero ahora que te ayude, te ves demasiado tentada y tal vez tu sexto sentido te indique que quien necesita el chupo eres tú (Opción 8). Es normal sentirse perdida, triste, con miedo, sola (las mamás son seres bastantes solitarios…) y llena de responsabilidades por cuidar de ese bebito que depende 100% de ti. Tu construcción como mamá comienza. No tienes experiencia y los días parece que no acaban. Tu bebé se siente en peligro por tu propia vulnerabilidad y llora pidiendo tu atención. Tal vez darle el chupo un ratico te ayude a serenarte porque su llanto no está ayudando en nada. Antes de tomar esta decisión sólo quiero advertirte tres cosas: 1- Si estás teniendo problemas al dar el pecho porque el bebé se pega mal, el chupo puede entorpecer todavía más la manera de succión de tu bebé. 2- La dependencia que tu bebé adquiera al chupo puede traer algunas consecuencias fisiológicas, puedes leerlas aquí. 3- La consecuencia psicológica es que, si siempre que tu bebé llora le das el chupo, él no va a saber comunicarse contigo ni tú vas a saber entenderlo, y a veces su propia necesidad de contacto y estímulo se ve limitada por ofrecerle este objeto, entonces el bebé va a entender que no importa lo que haga, no va a ser atendido o no merece tu atención. Por eso dejamos esta opción de consuelo casi por último. Revisa si es mejor que sólo se lo des para dormir y se lo quites inmediatamente se durmió, pero no deliberadamente y siempre que esté llorando. No olvides que el llanto es la manera de comunicarse que tu bebé usa, es la forma de decirte lo que necesita. El llanto no es malo, atiéndelo.


Opción 8: Revísate y mírate hacia adentro. Tus miedos, tristezas, frustraciones van acumulándose y tu bebé las sintetiza. Tu bebé te muestra tus sombras. Abre tu corazón. Reconoce tus fantasmas y construye la mamá que quieres ser. Usa tu pasado para hacerte una mejor mujer. Los hijos nos dan esa oportunidad. Por nadie más en el mundo somos capaces de cambiar tanto y de ser tan generosos. Aprovecha tu hijo que es tu maestro de vida. Dile que tus sombras y miedos no le pertenecen, que son tuyos y lo liberas de ese peso. Libérate tú también, busca ayuda, habla con personas que confíes y que te hagan bien. Y de paso pídeles que te ayuden con la comida, o con los platos acumulados en la cocina, o con la ropa sucia… Recomiendo que leas La maternidad y el encuentro con la propia sombra, de Laura Gutman.


Opción 9: Dejarlo llorar. Por favor, NUNCA hagas esto deliberadamente. Tu bebé no se callará porque entendió el mensaje. Se callará porque su cerebro le mandó una lluvia de opiáceos ya que no aguantaría la tremenda carga de hormonas de estrés que está liberando. Se callará entendiendo que está solo y que no merece la atención de nadie. Terminará durmiéndose pero con nefastas consecuencias para el desarrollo de su cerebro. Lee más aquí.


Es obvio que tu bebé llora porque no sabe hablar, no sabe cómo decirte lo que quiere. Estás aprendiendo a conocerlo. Estás aprendiendo a ser madre, la madre que quieres ser. Tente paciencia. Lo estás haciendo perfecto. Todas pasamos por esas crisis de mamá recién nacida. Vas a ser una campeona.

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